Para el Ing. Pablo Rodríguez Bocca, docente del curso de actualización “Televisión Interactiva” de la Facultad de Ingeniería, la clave está en que los contenidos educativos sean on demand, es decir que se pueda acceder a ellos de acuerdo al interés del usuario: “lo que hay que tratar de hacer es que sea bajo demanda, seguramente del contenido educativo te va a gustar algo, en el mejor de los casos el 10% de todo eso”.
El contenido bajo demanda es similar a la modalidad pay per view, que ofrecen actualmente las compañías de televisión por cable, se elige qué contenido se quiere consumir y se baja al decodificador. Este contenido se puede ver las veces que se quiera, sin depender de un horario de emisión.
Los contenidos on demand serán una realidad en la medida en que a través del aparato se tenga conexión a internet. A estos contenidos en la mayoría de los casos se accede abonando un costo extra. Peter Bates, en su Informe de 2003, ya adelantaba, que probablemente algunos recursos sean subvencionados por el Estado mientras que otros materiales de aprendizaje vinculados con el tiempo libre, tendrán que ser pagos por el usuario.1 De otra forma, habrá un porcentaje de la población que no podrá acceder a este tipo de contenidos por una razón económica.
En Uruguay, bajo la experiencia piloto del Plan Cardales realizada a 15 familias de Trinidad, se desarrolló un curso para padres con la finalidad de enseñarles el cuidado y el mantenimiento de las laptops otorgadas por el Plan Ceibal.
Para el Banco de Previsión Social, Mirada TV desarrolló cursos de capacitación para desempleados, pensados especialmente para aquellos que viven en el interior del país, de forma que no tengan que trasladarse a Montevideo para acceder a esa formación.
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